Los alimentos manufacturados y listos para comer ganan terreno a los frescos en nuestras mesas, pero debemos saber que están rebosantes de azúcar, sales y grasas, y son, efectivamente, insanos.
Por ejemplo, en nuestro desayuno, en los últimos tiempos, hemos dejado un poco de lado los desayunos más tradicionales en los que empezábamos el día comiendo fruta, pan y café, sustituyéndolos por una fiesta de cereales, batidos, bollos y galletas, todo ello azucarado y chocolateado, con listas de ingredientes eternas entre las que se encuentran sustancias como la grasa de palma, el jarabe de glucosa o fructosa, aceite de cártamo, potenciadores de sabor, “aromas”, etc. listas de ingredientes muy largas en las que no reparamos y que casi nadie lee.
Pero los alimentos ultraprocesados no se han colado solamente en nuestro desayuno, millones de personas en España y en el resto de países desarrollados han abandonado las dietas tradicionales basadas en alimentos frescos para consumir muchos productos con un alto nivel de elaboración previa, que no requieren preparación y duran mucho, sospechosamente demasiado tiempo en nuestra nevera o nuestros armarios. Están por todas partes y son fáciles de encontrar, suelen ser baratos y no requieren de mucho esfuerzo en su preparación, y además son apoyados por fuertes campañas de publicidad.
Obviamente, no estamos hablando de alimentos elaborados como quesos, yogures tradicionales, miel, aceite, azúcar, sal, … o, incluso, el pan tradicional hecho a base de harina, sal y agua. Todos ellos son alimentos que llegan a nuestras mesas y han sido elaborados, pero de una forma natural y sin añadidos, por ejemplo, el aceite de oliva sí es obtenido por medios mecánicos y directamente de la aceituna. Con alimentos procesados nos referimos a los alimentos que se fabrican en procesos industriales, muchas veces resultado de formulaciones de ingredientes, y las más de las veces fabricados y comercializados por multinacionales.
Son muchos los estudios y los expertos que nos advierten de que existe una clara derivación entre el aumento del consumo de estos productos y la creciente obesidad de nuestra sociedad. Si queremos estar más sanos, nosotros y nuestros hijos, debemos reducir el consumo de estos productos, podemos comerlos pero no todos los días sino de forma esporádica. Por eso desde Corpore Sano – Vanesa Ruiz os animamos a hacer el esfuerzo de cocinar y consumir alimentos frescos, porque estarás más sano y, a la larga, infinitamente más feliz. ¡Merece la pena!